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El cuerpo habla lo que la boca calla

Aunque se oiga trillado…. “El cuerpo habla lo que la boca calla”

En este artículo compartir contigo un poco de mi quehacer como terapeuta, la mayor parte de mis

pacientes son mujeres, sobre todo mujeres migrantes, con las cuales trabajo de manera online y

presencial acá en Santiago.

Esta mañana trabajé con mi paciente “X”, ella acude a mí referida por su kinesiólogo porque tiene

un fuerte dolor en la espalda, aunque trabaja este problema con él y está en tratamiento médico

especializado sigue presentando fuertes dolores que le impiden desempeñarse favorablemente en su vida diaria, en los diferentes ámbitos como el trabajo, cuidar a sus niños pequeños, socializar, etc. Es decir este grave síntoma la invalida parcialmente para enfrentar el día a día en sus diferente roles como mujer, mamá, hija, profesional, amiga, pareja etc.


Debido a que ella ha hecho diferentes terapias y cursos anteriormente para resolver este problema

con su espalda, adquirió la conciencia de que su problema no sólo es físico, ella tiene claro de que su dolor “crónico” no sólo tiene un alto componente fisiológico sino emocional y psicológico.

El concepto llamado Psicomatización es muy utilizado en psicología, significa la manifestación de

síntomas físicos, condicionados en gran parte por experiencias conscientes o no, de situaciones del pasado no resueltas, emociones atrapadas desde la niñez, incapacidad de relacionarse sanamente con los demás, entre otros.


Por ejemplo en el caso de mi paciente, principalmente su dolor en la espalda entre muchos otros

temas que ha ido abordando, descubriendo y resignificando a lo largo de su proceso terapéutico fue darse cuenta que su “dolor o síntoma manifestado en la espalda” es como la metáfora de sus temas emocionales no resueltos positivamente.


Ella logró darse cuenta de la relación de su síntoma actual con un tema que es muy recurrente en

las mujeres con las que he trabajado, el peso que tiene su “rol” o “papel” en su sistema familiar de origen (sus padres y hermanos) y nuclear (su esposo e hijos).

Cómo algunas de nosotras, ella creció en un sistema familiar donde había una jerarquía disfuncional es decir donde ella tuvo que “jugar un papel” que no le correspondía, el de patriarca de la familia, creció con la creencia que por ser la hermana mayor, debía ser responsable y velar por el bienestar de ellos “siempre” sobre todo en lo económico, moral etc. Legado que de alguna manera se ha transmitido intergeneracionalmente en su familia de manera consciente e inconsciente.


Para no entrar en mucho detalle lo que quiero decirte es que debido a situaciones como la expuesta anteriormente en relación a creencias mitos y legados familiares, muchas veces hacen que se sobrecargue el cuerpo como es en este caso, la espalda ya no puede más con el peso de tener que cuidar de su familia de origen por ejemplo, teniendo la suya propia que requiere más de su atención y cuidado por la etapa de su ciclo familiar que está pasando “Crianza de niños pequeños”.


Por eso el título de

mi artículo el cuerpo habla lo que la boca calla, ella de alguna manera ha tenido que comerse su rabia, al no saber poner límites a los hermanos y madre quienes depositan todas sus

preocupaciones, expectativas sobre ella debido a este viejo papel en su sistema familiar de origen.

Viéndolo desde un punto de vista más sistémico esa disfunción en la jerarquía y dinámica familiar

de origen, la fueron invalidando o no permitiendo mirarse a sí misma desde su niñez, posiblemente



todo esto la fue sobrecargado a tal punto que el síntoma la está invalidando porque de alguna

manera la metáfora de su dolor de espalda está diciendo ya no puedo más con el peso que me han


puesto (responsabilidades que no le correspondía cuando era niña, responsabilidades ahora en su

vida de adulta que no le permiten velar por su completo bienestar y sobre todo el de su familia

nuclear) otra interpretación es que al no poder sostener más ese peso de expectativas, además de

adherir un componente más a su dolor de espalda tanta responsabilidad y estar en ese papel que no le sirve más, asimismo la llevaron

a querer ser perfeccionista para estar a la altura de lo esperado, a tender hacia un rol de cuidadora, rescatadora, resolutiva, sin tener la capacidad de delegar no sólo en su casa si no también se trasladó a su ámbito profesional, social y de pareja.

A lo que voy es que así como ella muchas de nosotras nos hemos y nos han sobrecargado debido a roles, creencias familiares, sociales de lo que debe ser nuestro papel debido a nuestra condición biológica de ser generalmente las rescatadoras, cuidadoras, resolutoras perdiéndonos y

postergándonos a nosotras mismas. Que si eso no es elaborado debidamente en una terapia nos

puede llevar patologías más severas, a conductas o comportamientos que nos lleven a desear el

perfeccionismo, a una mente rígida, adicción al tabaco, azúcar, insomnio, limpieza compulsiva, etc Para anestesiar el dolor o no conectar con las emociones que nos impiden avanzar y crecer.

Te invito a buscar ayuda profesional si es tu caso, para que te aventures en un viaje de introspección y autoconocimiento. La psicoterapia puede ayudarte a desatorar emociones que te están impidiendo a alinearte de manera efectiva hacia tus metas personales, profesionales, de autocuidado, para encaminarte sin culpa, sin ataduras hacia un proyecto propio que te de sentido y propósito, que te ayude ser más consciente de tu cuerpo, a interpretar cuando el dolor físico puede ser una alarma de que algo no anda bien en tus emociones y dinámicas relacionales con tu entorno pero sobre todo contigo misma.


 

Para que el cuerpo no se exprese fuerte y disfuncionalmente desde el dolor crónico, es importante

además de hablar en un contexto de terapia, desahogo y/o taller hay que elaborar y trabajar en una transformación potente, profunda de nuestra mente y comportamiento, con el fin de evitar entre muchas cosas como en el caso de mi paciente “X”, sobrecargarse de asuntos, emociones o

responsabilidades que no nos corresponden. Saber expresar la rabia, poner límites a nosotras

mismas y a los demás para no comernos las emociones, o no elaborar la rabia que nos produce no poder ser asertivas o fieles a nosotras mismas.


Es fundamental aprender a autocuidarse saludablemente, con actividades o proyectos que nos den sentido, significado y propósito individual.

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